Me preguntaban cómo vivir el voluntariado en tiempo de cuaresma…

No sé. A primera vista, la Cuaresma, es un tiempo de "preparación" para afrontar la vida en serio, en plenitud. Jesús se retira al desierto para ahondar más en su experiencia vital de reencuentro y se encuentra consigo mismo y sus "fantasmas" que va destruyendo, retirando y venciendo. Los voluntarios tenemos por delante una tarea parecida: reencontrarnos con nosotros mismos para profundizar más en aquello que queremos aportar a los otros gratuitamente, porque sí, porque lo necesitan, porque son personas y merecen nuestro empeño y nuestro cariño.

Jesús marchó al desierto a "encontrarse"… Los voluntarios salimos más a la calle para encontrar al otro, hacernos ‘próximos’ a él y dejarnos mirar por sus ojos que nos transmiten lo que son y lo que no tienen.

Quizás no nos venga mal hacer un poco de "cuaresma" donde, en soledad, sin dejar de pensar en el otro, seamos capaces de desterrar fantasmas personales que nos impiden descubrir que necesitamos amor, que somos hijos de un Dios que nos quiere y que tenemos la obligación de ser felices para llegar a nuestra plenitud y poder dar el máximo de nuestra capacidad de amar a ese ‘próximo’ que no tiene ni voz para pedir…

Miguel Boronat - Voluntario Red Íncola.

Fuente: www.redincola.org