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8 de marzo: Día internacional de la mujer

Este domingo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Este día nos llama a clamar que todas las personas, ya sean hombres o mujeres, son dignas y, por ello, tienen derecho a la igualdad. Este año 2015, es un momento histórico: Se cumplen 20 años de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, hoja de ruta para la materialización de los derechos de las mujeres, y se cumple la fecha fijada para el cumplimiento de los Objetivos de la Educación para Todos (EPT) y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). A día de hoy todavía queda mucho por hacer para que los derechos humanos de las mujeres y las niñas no sean vulnerados. Hablamos de la existencia de prácticas discriminatorias hacia la mujer como la violencia sexual basada en el género, la mutilación genital femenina, los matrimonios forzosos o la no escolarización, entre otras.

 

En cuanto a educación se refiere, en el año 2000, las niñas representaban el 58% de la población en edad de cursar educación primaria que estaban fuera de la escuela, actualmente suponen el 54%. Aún no hemos sido capaces de suprimir las disparidades entre sexos en la enseñanza primaria y secundaria y lograr la igualdad de género en la educación. Los obstáculos más relevantes son la pobreza, las prácticas sociales discriminatorias, la lejanía de los centros escolares para las personas que viven en zonas rurales, los matrimonios forzosos, la falta de instalaciones de saneamientos adecuadas que hace que las mujeres y las niñas sean más vulnerables a la violencia, o vivir en entornos escolares peligrosos y violentos por conflictos armados. La mayoría de las niñas que no van al colegio viven en África Subsahariana. En Burkina Faso por ejemplo, sólo el 27% de las niñas que viven en zonas rurales van al colegio.

La educación de las niñas y las mujeres es un derecho irrenunciable, una cuestión de justicia. Sin educación se les priva de ser ciudadanas con voz en su sociedad. La educación de las niñas y las mujeres es un instrumento de transformación decisivo en el proceso de desarrollo. Educar a las niñas y a las mujeres tiene innumerables beneficios: por cada año de educación de la madre, su hija o hijo pasará 0,32 años más en la escuela; si todas las mujeres en los países de ingresos bajos y medianos completaran la enseñanza primaria, la tasa de mortalidad de sus hijos menores de 5 años se reduciría un 15%, si completaran la educación secundaria, se reduciría un 49%, lo que equivaldría a unos 2,8 millones de vidas salvadas; si todas las niñas completan la enseñanza primaria en África Subsahariana y Asia Meridional y Occidental, la cantidad de niñas que están casadas al cumplir 15 años se reduciría en un 14% y con educación secundaria completa se casarían un 64% menos de niñas.

Entreculturas apuesta por la transformación hacia un horizonte de justicia y equidad entre mujeres y hombres, de ahí que la cuestión de género suponga un enfoque transversal en sus estrategias y líneas de acción, desarrollando iniciativas específicas para la mejora de las condiciones de vida de niñas y adolescentes en situaciones de gran vulnerabilidad.
Un ejemplo de ello son los proyectos que se están apoyando en el marco del “Fondo La LUZ de las NIÑAS”, una iniciativa con la que se nombra, se denuncia y se sensibiliza a la población sobre la vulneración de derechos que soportan las niñas, jóvenes y mujeres. Algunos de los proyectos apoyados por este fondo son la atención a niñas víctimas de violencia sexual en Bukavu, (R.D.Congo); educación de niñas y jóvenes en Yambio, (Sur Sudán); formación de mujeres campesinas e indígenas en el sur de Bolivia y atención a víctimas de violencia machista y trabajo de sensibilización y prevención en Perú, entre otros.

Desde Entreculturas creemos que el Estado tiene un papel fundamental en promover políticas y estrategias adecuadas para lograr una educación de calidad para niñas y mujeres. Algunas de estas políticas son:

  • Asegurar una inversión adecuada que permita una intervención integral, sistémica, que tenga impacto en todos los obstáculos que impiden la educación de las mujeres y niñas.
  • Acortar las brechas producidas por la pobreza y la exclusión y hacer que la educación sea de igual calidad para todos y todas.
  • Revisar la estructura y el funcionamiento general del sistema educativo, erradicando cualquier forma de discriminación e incluyendo ejes transversales para la equidad de género.
  • Una buena escuela va asociado a un buen proyecto de comunidad. Coherencia entre los códigos éticos de la escuela y los códigos éticos que desarrolla la convivencia cotidiana.
  • Garantizar una buena formación de los docentes en perspectiva de género, ciudadanía y democracia.
  • Asegurar características inclusivas en la escuela como: infraestructuras adecuadas, contenidos y materiales educativos comprometidos con la igualdad de género y que sean espacios de reeducación de las relaciones entre hombre y mujeres eliminando los roles tradicionales.

Para la consecución plena del derecho al a igualdad en el mundo, son necesarias sociedades que trabajen en pro de dicho derecho y a favor del empoderamiento de las mujeres. Está ampliamente reconocido por la comunidad internacional, que los países con mayor igualdad entre hombres y mujeres experimentan progresos en diferentes ámbitos como  mayor crecimiento económico, erradicación de la pobreza, desarrollo sostenible y acuerdos de paz más duraderos.