Los residentes en el asentamiento chabolista de El Hoyo (Níjar, Almería), con el apoyo del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), han construido una escuela y centro comunitario, sencillo edificio hecho con madera, plástico y cemento. La semana pasada, ese lugar quedó transformado con una bella decoración para celebrar un iftar, es decir, una cena de ruptura del ayuno en los días de Ramadán.
Fue el martes 2 de abril, dentro de la Octava de Pascua, una semana antes del fin del Ramadán, que desembocó en la fiesta de Eid Al-Fitr (10 de abril). Todo el equipo técnico del SJM-Almería, junto con un buen número de voluntarios, se unió a algunas decenas de pobladores para compartir una espléndida cena de fraternidad: dátiles, huevos, harira (sopa de legumbres, típica de Marruecos y especialmente en Marruecos), pan, frutos secos, leche y refrescos.
No sólo fue un momento gozoso de compartir y celebrar la vida. Una oportunidad para explicitar y estrechar los lazos de amistad. Fue también una ocasión para ampliar la intervención comunitaria, más allá de las necesidades de aprendizaje del idioma español, de la asesoría jurídica o del acompañamiento en trámites administrativos. Además, fue un paso más en la experiencia del diálogo interreligioso al compartir la vida cotidiana, la lucha por la justicia, la búsqueda del Dios del Amor.
Como dice el papa Francisco en su encíclica sobre la amistad social y la fraternidad universal, también en el SJM-Almería, “en el nombre de Dios, asumimos la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio” (Fratelli Tutti, n. 285).