Jesuitas España

Construyendo cultura de paz durante 25 años

Construyendo cultura de paz durante 25 años: avances, retrocesos y retos. Era el título de las Jornadas que ha celebrado en Zaragoza la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ) bajo los auspicios del Seminario de Investigación para la Paz del Centro Pignatelli.  En el año 1997, en el histórico Carmen de la Victoria, frente a la Alhambra granadina, doce instituciones de toda España dedicadas a la cultura de paz y transformación pacífica de los conflictos acordaron constituir AIPAZ y aprobaron los estatutos y la primera junta directiva. La nueva asociación no debía duplicar sino potenciar esfuerzos, tampoco homogeneizar sino complementar escenarios y formas de trabajo. Había fundaciones, centros, institutos universitarios, con una vocación proactiva para la paz en un sentido positivo. Hoy día son 29 las instituciones incorporadas bajo la presidencia de Ana Barrero.

Las Jornadas de Zaragoza tenían una parte celebrativa por los 25 años, un acto institucional como homenaje a los miembros fundadores y la primera junta directiva de AIPAZ. Pero además dos largas y densas sesiones de trabajo debían abordar la urgencia de la paz en el contexto actual y las propuestas para una cultura de paz en una sociedad más compleja y plural. Las sedes en Zaragoza para las Jornadas fueron: el Gobierno de Aragón, el Palacio de la Aljafería con las Cortes de Aragón, la Casa de la Mujer y el Centro Pignatelli. La directora del SIP, María Jesús Luna ha desarrollado un intenso trabajo de organización.

El emotivo acto institucional fue conducido por la periodista Rosa María Calaf, reconocida por su gran experiencia en las relaciones internacionales y los conflictos de las últimas décadas. Fueron entregados los premios a los homenajeados fundadores que han consistido en un linograbado a una tinta en papel fabriano de 250gr. elaborado para la ocasión por la artista Clara Etxarren. Acompañó el acto la música de Pato Badiám y Alejandro Montserrat.

El jesuita Jesús María Alemany, del Seminario de Investigación para la Paz, fue elegido para dar la respuesta en representación de todos los homenajeados de la primera hora. Centró su intervención en tres palabras: gratitud, compasión, lucidez. Gratitud hacia el pasado, compasión en el presente, lucidez para el futuro.

Gracias por lo que se comenzó hace 25 años en Granada y por el generoso reconocimiento de hoy. El pasado no se puede suprimir sino que es la base para posibilitar un proceso dilatado en el tiempo. Recordó a los constituyentes desaparecidos: Francisco Muñoz (Granada), Suso Jares (Vigo) y Vicente Martínez Guzmán (Castellón), que dejaron un bagaje importante en la educación, filosofía, sociología y ejercicio de la paz.

En el presente  com-pasión. Hay una pregunta repetida también por personas de buena voluntad. ¿Qué habéis conseguido? ¿Merece la pena trabajar por la paz? ¡Mirad cómo estamos! Debemos responder pues no es banal la pregunta cuando estamos en momentos de desesperanza. Defendemos que no se puede aplicar a la paz ni a la justicia ni a la fraternidad la mentalidad mercantil dominante. En ella una inversión debe producir réditos inmediatos y contables. El trabajo por la paz merece la pena por ser lo único humano y no está movido por ganancias visibles y el éxito  inmediato. Lo impulsa la com-pasión, la pasión-con la humanidad. La paz es una cultura, una manera de estar.

Lucidez para el futuro pues la paz es frágil, modesta y por eso dinámica. Exige lucidez para buscar su sitio en los nuevos contextos. En primer lugar, para recuperar conceptos escamoteados (violencia directa, estructural y cultural) y asentar la centralidad de las personas (seguridad humana y desarrollo humano). Y más allá, lucidez para los nuevos desafíos que son precisamente el objeto del trabajo de estas jornadas.

La densidad del programa dejó pocos momentos libres pero fueron muy bien venidos para recuperar relaciones personas no sólo  para hacer sino para vivir la paz.