Con el estudio y debate sobre India en un largo fin de semana el Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza ha terminado un año de análisis del espacio Asia-Pacífico. India ha pasado en poco tiempo de país del Tercer Mundo y no-alineado a una economía mundial. Cuenta con un crecimiento demográfico exponencial de sus 1300 millones de habitantes, una democracia asentada de una convivencia extremadamente diversa y una ubicación geográfica privilegiada en la bisagra Índico-Pacífico por donde discurre el 90% del comercio intercontinental. La población está alfabetizada en el 72%, es líder en nuevas tecnologías y la clase media se ha ido ensanchando al 20%. Cada año 20 millones de jóvenes se incorporan al cuerpo electoral. El actual primer ministro Narendra Modi ha articulado con éxito los intereses nacionales y la política exterior de “poder blando”.

Pero la diferencia entre la pujante clase media y el resto de la sociedad ha disparado la brecha entre clases, el sistema de castas es un hecho real aunque no jurídico, la corrupción sigue endémica, la conflictividad social ha crecido en los últimos años, la cuestión de Cachemira envenena el entendimiento regional y la asertividad de China es una rivalidad simétrica.

Se plantearon interrogantes pendientes para quienes buscamos la paz. ¿Se puede esperar que India mantenga una aportación de cultura de paz y espiritualidad cuyo exponente simbólico es Gandhi? El crecimiento actual del fundamentalismo nacionalista y religioso ¿va a dificultar el equilibrio democrático y agudizar las tensiones? Son cuestiones que afectan no sólo a los musulmanes sino también a las minorías cristianas, aunque éstos tengan la ventaja de un sistema educativo muy implantado.

Las ponencias introductorias corrieron a cargo de Eva Borreguero, profesora de Ciencia Política de la UCM,  y Antía Mato, investigadora del Leibniz-Zentrum Moderner Orient en Berlín. Siguieron la sesión unas 165 personas, creándose después durante el sábado un grupo más reducido de trabajo de 24 participantes.