Jesuitas España

Monseñor Benavent, arzobispo de Valencia: “La obra del padre Ferrís llegó al corazón del pueblo”

En un emotivo acto celebrado en el Centro Arrupe Valencia este jueves 17 de octubre, se conmemoró el centenario del fallecimiento del padre Carlos Ferrís, jesuita valenciano cuya vida estuvo dedicada a la lucha contra la lepra y a la creación de un espacio de acogida y sanación para los enfermos.

La actividad contó con la participación del arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent; el director del Centro Arrupe, p. Abel Toraño SJ.; el historiador, Vicente Comes; y, la vicepresidenta de la Fundación Fontilles, Alicia Puchalt, descendiente de una hermana del padre Ferrís. La moderación del evento estuvo a cargo del p. Darío Mollá SJ.

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, destacó la profunda huella que dejó la obra del padre Ferrís en el corazón del pueblo valenciano. Para él, Fontilles fue mucho más que un sanatorio, pues representó un faro de esperanza y solidaridad que “despertó en la sociedad sentimientos evangélicos y un compromiso con los más necesitados".

El director del Centro Arrupe, p. Abel Toraño, recalcó el gran sentido de caridad y desprendimiento del padre Ferrís, así como su determinación y valentía al trabajar de cerca con una población tan marginada como los enfermos de lepra. "El ejemplo del padre Ferrís nos invita a no dejar de hacer el bien a los ‘leprosos’ de nuestro tiempo", afirmó Toraño.

Por su parte, el historiador, Vicente Comes, subrayó su visión pionera al abordar la lepra no solo como una enfermedad, sino como una cuestión social que requería una respuesta integral. Además de los cuidados médicos, Ferrís se preocupó por la dimensión humana de los enfermos, ofreciéndoles un hogar y una comunidad donde sentirse acogidos.

El historiador rescató cuatro rasgos esenciales en la obra del P. Ferrís:

  1. la búsqueda de la curación: Ferrís se rodeó de los mejores especialistas en lepra y apostó por la investigación científica para encontrar una cura.
  2. la caridad cristiana: la atención a los enfermos iba más allá de los cuidados médicos. Ferrís creó un ambiente de acogida y fraternidad en Fontilles.
  3. la implicación social: gracias a su capacidad de movilizar a la sociedad, Ferrís logró asegurar la sostenibilidad económica del sanatorio durante décadas.
  4. la comunicación: a través de la revista Fontilles, se dio a conocer la realidad de los enfermos y se generó un sentimiento de solidaridad en la sociedad.

 

La vicepresidenta de la fundación Fontilles, Alicia Puchalt, compartió anécdotas y recuerdos que revelan la personalidad carismática y la profunda fe del padre Ferrís. Su capacidad para conectar con personas de todos los ámbitos sociales fue fundamental para garantizar la sostenibilidad del proyecto.

 

Hoy en día, la fundación Fontilles ofrece en España atención sanitaria a personas mayores dependientes y personas discapacitadas y enfermos crónicos a través del Centro Geriátrico Borja y del Centro Ferrís de Diversidad Funcional; y, fuera de España, desarrolla proyectos de cooperación internacional, en los que brinda atención integral a personas afectadas por lepra y otras enfermedades olvidadas.

 

En toda esta labor se mantiene vivo el legado del padre Ferrís. Su historia es un ejemplo inspirador de cómo una persona puede transformar la vida de miles y dejar una huella imborrable en la sociedad.